martes, septiembre 12, 2006

Bitácora de un Encuentro (El Viaje Final)


Este mes se cumplirán 14 meses desde que inicié este viaje
Nació como una necesidad de gritar lo que me estaba matando, de llorar lo que ya no me dejaba dormir y de hablar de lo que era incapaz de hablar.

Al que recorra este viaje conmigo, se encontrará con un relato muchas veces tan íntimo que será imposible descifrar las palabras entre tanta metáfora y alegoría....

Escondí palabras tras las palabras...disfracé dolores y ausencias.... todo por emprender mi viaje hacia el Encuentro...

Estaba perdida y con claros signos de desorientación, la muerte de Cristián me había dado vuelta mil veces en el aire y no había caso de sostener mis pies firmes en la tierra.
Mientras intentaba caer, aparecían otros duelos de mi vida que habian quedado atrás sin haber sido llorados, sin haber sido enterrados.


De tanto buscar el sentido de los sucesos, todo perdió sentido...
Incluso la misma vida.
Sólo el dolor de no ver más a mis hijas me mantenían con vida.
Muchas veces escuché...”tu eres fuerte”... “es normal”... “ya pasará”.....
Resultó que ya no quise ser tan fuerte, nada parecía normal y todos los días sentía que nada pasaría....ni siquiera el tiempo.
La poca lucidez que me estaba dejando este inmenso dolor, me dio la fuerza mínima y necesaria para buscar ayuda.


Es así, como el 30 de Septiembre, después de 8 meses de duelo y dolor intenso, comencé a relatar lo que sería este camino a la recuperación de la cordura, la vida y el Encuentro con mi alma sanada y cicatrizada.

Durante un año fui relatando los rumbos, velocidades, maniobras y accidentes de mi viaje. Recorrerlo no sería ni fácil ni rápido. Nadie podía decirme cuanto duraría o si algún día el camino al Encuentro me llevaría donde necesitaba llegar.

Ha sido un camino largo, doloroso, pero nunca he estado sola. El comienzo de este viaje coincide con la primera vez que conocí a mi brújula (Bitácora de un Encuentro 1), Alejandra, mi psicóloga y compañera de viaje hasta el día de hoy.
Su sabiduría y apoyo siempre me han mostrado por donde no debo volver a pisar y cuales son los caminos que nunca debo olvidar que recorrí.


Mis compañeras de viaje (Bitácora de un Encuentro 4) sin saberlo, nunca me han dejado sola. Esa loca ardilla (Fernanda)y esa frágil mariposa (Francisca), son mis hijas.
Su inocencia, sus abrazos, su dulzura inagotable, han hecho que mi viaje valga cualquier esfuerzo. Sin saberlo me han acompañado en el dolor y en la soledad. Sin saberlo, sus sonrisas fueron fuerza, sus juegos fueron esperanza y sus abrazos fueron mi único motivo para apegarme a la vida. Sin saberlo, ellas SON y serán siempre mi vida.

En mi viaje conocí lugares y personas.
(Bitácora de un Encuentro 6 y 7).
A veces me hicieron bien....otras me hicieron mal.....pero siempre me ayudaron a avanzar.

Cometí errores e imprudencias... como también las cometieron conmigo.... pero siempre seguí avanzando.

Recibí sin entregar nada, pero también entregué para irme con las manos y el corazón vacío.


Después de cada experiencia vivida en estos lugares y con algunas personas sentía que el camino se me hacía cuesta arriba....erraba y vagaba.

Pero siempre pude avanzar.

Y recibí, el año nuevo en paz... en un lugar donde la noche me invitaba a creer en lo nuevo y en lo simple. (Bitácora de un Encuentro 8).
Y es así como en febrero de este año presencié mi propio nacimiento. (Bitácora de un Encuentro 9).
Como aquí lo relato, fue un proceso lleno de renuncias y dolores...pero sentí que una vez más podría ver la vida con la vida y no con la muerte.

Claramente, mi viaje hacia el Encuentro iba por la ruta acertada.

Ya caminaba con menos miedo y más ánimo.... ya me daba el gusto de descansar y de disfrutar del paisaje y de los ríos. Mi hablar ya no era pausado por efecto del dolor, sino que era la paz la que me hacía hablar y escribir con calma.



Cada día sentía que los fantasmas me dejaban caminar con mayor libertad.
Comencé a disfrutar de la brisa y de la risa y de la compañía de “mi mapa”...”mi dulce mapa” (Bitácora de un Encuentro 10). Al principio la incertidumbre, la incredulidad y la poca fe me frenaban, pero al poco andar, decidí seguir camino con mis compañeras de viaje y mi mapa.

Francisco(mi mapa y mi pueblo de Norati) sus hijos, mis hijas y yo, llevamos 8 meses compartiendo nuestras vidas, los fines de semana en familia y nos hemos rodeado de risas e invadido de energía pura.

Los 5 me han invadido de risa y energía pura.
Ver nuevamente la vida llena de amistad, cariño y ternura me ayuda a despertar y dormirme en paz.

Mi dolor tuvo muchas nombres a lo largo de este camino..se llamó soledad, se llamó angustia, depresión, y también muerte.
Hoy es lo que me hace sentir fuerte y viva.


Gracias a ti Alejandra.
A ti Francisca, mi hermosa y dulce amiga, a ti Fernandita, que con tu risa me mantuviste en pie.
Gracias Ché Hugo, que durante meses me alentaste a seguir escribiendo esta historia.
Gracias Vieja y Maca que siempre me permitieron conectarme con el recuerdo sin juzgarme.
Gracias Juan, por enseñarme que no estaba sola...
Gracias Negra y Paula “María” por su incondicional amistad.
Gracias Familia... que a pesar de la distancia y el silencio siempre los sentí a mi lado.
Y gracias a ti, mi amor, por ser ante todo, mi mejor amigo y secar mis lagrimas con tus dulces abrazos. Muchas veces entendiendo todo esto sólo con la sabiduría que te ha dado el amor y el cariño.


Han pasado 20 meses y no hay día que no piense en Cristián.
Aún sueño con él. Aún recuerdo lo maravilloso que es amar intensamente y lo doloroso que es perder a quien se ama.

Aún lloro su ausencia y pienso en lo que vivimos y dejamos de vivir.
Su partida encendió mil miedos y un mundo real. Tan real como mi dolor.

Pero el dolor se ha transformado en sosiego y mis lágrimas me permiten recordar que siempre tendrá un espacio importante en mi historia y mi corazón.

Hoy no pretendo vivir sin tristeza...sólo deseo vivirla sin juzgarla.