viernes, enero 13, 2006

Bitácora de un Encuentro (7)



Como en una película, estaríamos ante la ultima escena. Yo, en primer plano, caminando de espaldas al pueblo de Semahui..... Un primer plano glorioso, donde miro atrás, me detengo a escuchar por última vez los lejanos sonidos... sonrío y sigo por la senda que me ha de llevar al Encuentro.
La sensación de paz, me lleva incluso imaginar este final con un último guiño de complicidad a la cámara.

Pero esta película aun no tiene final..tampoco dará para una saga, pero lo cierto es que mi final es llegar al Encuentro. Conocer lo que me espera y compartir mi testimonio de viaje con mi historia.
Aún quedan muchos días para continuar tejiendo los hilos de esta trama.
El final no puede firmarse aquí. Si así fuese el fin de esta historia, me quedo sola y sin nada.
Y como soy la autora voluntaria de este guión a veces absurdo, me sumo a las protestas de un mal final y decido continuar.

A poco andar, una vez más me encuentro abandonada en el silencio del bosque. Ese silencio que me hace pensar y también pagar por las consecuencias de lo pensado. Porque ahora sé cosas nuevas.
Sé, por ejemplo que la única razón para disfrutar de este silencio es acallar el quejido monótono de los fantasmas que uno a uno van quedando atrás.
De algunos me he despedido con un fuerte abrazo, con tristeza, incluso reteniéndolos por largos minutos con la escasa fuerza que me quedaba en las manos, pero sabiendo que sin ellos es la única manera que tengo para avanzar.

Con otros, nos hemos despedido con dolor, mirándonos a los ojos, negándonos el destino con la cabeza y despidiéndonos con un hilo de voz. A ellos los he visto quedarse atrás, acompañados sólo de la lucidez del ultimo instante, esa capacidad de bajar los brazos al final del combate y aceptar la pérdida...la derrota.... Porque sí....para mi ha sido un triunfo más. Para eso he venido.

No para dejar mis fantasmas llorando mi ausencia certificada y condenada por el abandono, sino sólo para separar dos mundos en mi vida, por un purgatorio muchas veces confuso, un limbo poblado por islotes de cordura y soledad....y cada vez, al pasar por estos islotes, sentirme tan cliché como el Ave Fénix, sabiendo que no necesitaré otra perspectiva que mi paciencia para cruzarlos.

Sabiendo que al final no volveré.
Y pidiendo que la vida me respete y me conceda algo de tiempo para seguir avanzando.

No hay comentarios.: